martes, 7 de diciembre de 2010

Cecilia de Roma, conocida como santa Cecilia (en latín sancta Caecilia), fue una noble romana, convertida al cristianismo, que —según la tradición— fue martirizada por su fe entre el año 180 y 230.


Leyenda:
Según las Actas de Santa Cecilia descubiertas hacia la mitad del siglo V, Cecilia había sido una virgen de una familia senatorial romana, los Metelos, que se había convertido al cristianismo desde su infancia. Sus padres la dieron en matrimonio a un noble joven pagano, Valerius («Valeriano»). Cuando, tras la celebración del matrimonio, la pareja se había retirado a la cámara nupcial, Cecilia dijo a Valeriano que ella había entregado su virginidad a Dios y que un ángel celosamente guardaba su cuerpo; por consiguiente, Valeriano debía tener el cuidado de no violar su virginidad. Valeriano pidió ver al ángel, después de lo cual Cecilia lo envió junto a la tercera piedra miliaria de la Vía Apia donde debía encontrarse con el Papa Urbano I.
“Vino el día en que el matrimonio se celebró, y, mientras sonaban los instrumentos musicales, ella (la virgen Cecilia) en su corazón a su único Señor cantaba : haga el corazón mío y el cuerpo mío inmaculados y no confunda.

"Luego la propia Cecilia fue buscada por los funcionarios del refecto. Fue condenada a morir ahogada en el baño de su propia casa. Como sobrevivió, la pusieron en un recipiente con agua hirviendo, pero también permaneció ilesa en el ardiente cuarto. Por eso el prefecto decidió que la decapitaran allí mismo. El ejecutor dejó caer su espada tres veces pero no pudo separar la cabeza del tronco. Huyó, dejando a la virgen bañada en su propia sangre. Cecilia vivió tres días más, dio limosnas a los pobres y dispuso que después de su muerte su casa debía dedicarse como templo. El obispo Urbano la enterró en la catacumba de Calixto, donde se sepultaban los obispos y los confesores.

Pasaron más de mil años para que Cecilia se volviera Patrona de la Música. En el año 1594, el papa Gregorio XIII le otorgó oficialmente el nombramiento y, a través de los siglos, su figura ha permanecido venerada por la cristiandad, con ese padrinazgo. Su fiesta es el 22 de noviembre, día que ha sido adoptado mundialmente como el Día de la Música.

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